La figura transgresora de Brigitte Baptiste
“Nunca es fácil decir adiós ni dejar una trayectoria larga de proyectos, de ideas, de retos y, sobre todo, de aventuras, pero me voy muy satisfecha y alegre. Creo que el Instituto está en uno de sus mejores momentos y tengo la certeza de que vendrán cosas mucho más grandes. Reitero mis agradecimientos y compromiso de seguir proyectando al Humboldt en todos los espacios donde me sea posible como bien lo hice en el pasado”, son algunas de las palabras de Brigitte Baptiste consignadas en su carta de renuncia ante la junta directiva del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.
Baptiste es bióloga bogotana, tiene una maestría en conservación y desarrollo tropical y un doctorado honoris causa en economía ecológica y manejo de recursos naturales. Diré que este resumen nos interesa para esclarecer su trayectoria académica y profesional.
Trabajó en la entidad desde el año 2001, y ocupó la presidencia en 2011. Se ha consagrado como un ícono de la lucha por la protección del medio ambiente y una de las personas que más ha contribuido desde la ciencia y la investigación al debate socioambiental en el país. Sin duda, hará falta en el Instituto, pero tendrá por delante un importante reto al asumir la rectoría de la Universidad EAN, siendo la primera mujer trans en ocupar ese cargo en las universidades de Colombia.
Hasta aquí solo me preocupa una cosa: que siendo una de las mayores expertas en temas ambientales y biodiversidad en Colombia, se ponga en duda su nombramiento y se le juzgue a causa de su polémica apariencia en medio de una sociedad que se cohíbe de reconocer al otro como su igual. Hasta 1998 era conocido como Guillermo Baptiste pero a sus 35 años decidió darle un giro a su vida y se convirtió en Brigitte Baptiste, en 2015 logró ser de las primeras transgénero en cambiar de sexo en la cédula.
Tuve la oportunidad de conocerla y charlar con ella durante la edición 59 del FICCI en Cartagena. En esa oportunidad me expresó que el planeta funciona como un sistema ecológico integrado, “Queer implica que todo lo que hemos hecho al mundo desencadena un cambio en nosotros mismos; cada quien elige existir y relacionarse con el mundo”. Precisamente esto la convirtió en una de las 25 expertas globales de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), creada en 2011, y la llevó a obtener el Premio Príncipe Claus en 2017, que premia el compromiso por impactar positivamente en el desarrollo de las sociedades.
Su aporte comprende desde la Ecología Queer y sus explicaciones al fenómeno de las sexualidades periféricas, sus causas y consecuencias en un sistema social basado en la separación de las personas y no en lo que las hace comunes, hasta sus apuestas por resaltar las discusiones en torno a las lenguas indígenas, la biodiversidad, la politización de la polinización, los cuerpos de agua, los páramos, el feminismo, la amazonia colombiana, y repensar cómo engendramos, nacemos y criamos como parte del devenir natural de la vida, entre otros temas.
Si tenemos en cuenta que la “naturaleza” es todo, entonces todo está conectado entre sí. Es inconcebible tratar de llamar a los comportamientos humanos "naturales" o "antinaturales". Esta teoría entiende no pensar el mundo como un espacio “normal”, sino entender que el mundo es complejo, y que urge adaptarnos a retos como el cambio climático. Por ello, no podemos juzgar lo natural en lo humano, no existe un criterio preciso que lo distinga; la mejor lección de la naturaleza es proteger lo anómalo porque allí es donde la evolución ha generado respuestas.
Buen viento y buena mar a la gran experta en sostenibilidad del país. Celebro tan digno nombramiento y doy crédito de la calidad de su gestión y su autoridad en temas ambientales. Y al nuevo director del Instituto Humboldt: Éxitos y fortaleza frente al panorama ambiental tan jodido por el que atraviesa el país.