Las periferias, sus múltiples y profundas manifestaciones

Rincones y periferias universales: tejido que trasciende fronteras y territorios” lleva por título esta edición de la Revista Comunitaria Periferias. Sus artículos de opinión, crónicas, relatos, cuentos, poemas, memoria gráfica y artística, son una urdimbre de saberes que narran a la cotidianidad y a los territorios en construcción. Entrar en contacto con las secciones que la conforman poblará nuestra mirada de horizontes compartidos, de diversidad cultural y pluralidad de experiencias. Los lugares a los que viajaremos trasegando su cuerpo, agudizarán nuestra capacidad de asombro como una invitación a retornar a los orígenes y avizorar el porvenir desde el presente. Gritos colectivos, anhelos socio-comunitarios y búsquedas profundas, emergen de sus escritos a través de sus sentidos y pensamientos a contracorriente dotándonos de habilidades para cuestionar intuitivamente todo aquello que suene o sepa a imposición, violencias y lenguaje hegemónico. Este número de Periferias es un llamado a poder convivir y coexistir con la policromía y las gramáticas de las mezclas culturales, lingüísticas, artísticas y sociales.

Gobernanza y transformación social en el territorio de La Candelaria

Establecer alianzas y pactos históricos por la transformación de una comunidad, requiere de sentido de ubicación, lucidez frente a las necesidades, potencialidades y desafíos, valentía para desenmascarar la corrupción venga de donde venga, voluntad para sembrar los cambios, y una ciudadanía capaz de cuidar la vida política. Cultivar la capacidad de gobernar, administrar y gestionar la subversión de un territorio sumergido en la pobreza, implica educar espíritu comunitario, entrenar la resiliencia, sobreponerse al “siempre ha sido así”, cuestionar la mentalidad del “que roben, pero que hagan”, y consolidar el cambio con la creación de proyectos colectivos de largo aliento orientados por la brújula y bitácora constitucional en la que todos/as somos sujetos de derechos, deberes y responsables del destino social.

En el caso de La Candelaria, el estigma impuesto ha marcado su historia. Su ubicación estratégica ha sido la justificación de muchos sectores que quieren verla morir a mengua. El intento gubernamental por desaparecer sus periferias, implantar la cizaña del progreso científico-técnico que desarraiga tradiciones étnico-culturales e invisibiliza la lucha por su pervivencia, la ha llevado a resistir. Hoy por hoy, la sostenibilidad de este barrio, pasa por la creación de otros mecanismos de participación política, el saneamiento de los tradicionales escenarios de gobierno comunal (JAC y JAL), y un relevo generacional de liderazgos sociales que le apuesten a la paz con justicia social y ecológica.

La vulnerabilidad entre el centro y la periferia urbana

Muchos discursos que se tejen alrededor de la urgencia de erradicar la pobreza y acabar con la desigualdad social, no solo son populistas, sino cínicos; siempre han provenido de quienes por décadas se intercambiaron el centro de poder. Por años, normalizamos la mirada que parte del centro hacia las periferias, sin escuchar la voz de los pueblos y culturas de las regiones. La lógica ha sido la impositiva: depender de los escenarios de poder, sujetos a sus determinaciones administrativas, gubernamentales, ambientales y culturales. Al igual que la paz — sea total, duradera o profunda— la justicia social como sostenibilidad política, nace desde y con las regiones. Por eso la mirada reconfigurada de realidades ha de nacer desde las periferias hacia el centro. No se trata de buscar mecanismos y componendas “vendedoras de humo”, de mesianísmos politiqueros, sino de generar un proceso de deconstrucción y construcción de una  vida personal, comunitaria, sociopolítica, planetaria y ecológica a partir, como lo expresa el papa Francisco, de una permanente actitud de salida hacia las periferias, pues desde ellas se reconfigura, resignifica y se democratiza el centro.

En este sentido, comprender la vulnerabilidad como una condición de las periferias requiere un análisis sensato y abierto a la complejidad. El Covid-19 nos demostró que la vulnerabilidad no es solo condición de unas personas, o de una sociedad, sino de un conjunto de sociedades como la nuestra, mal preparada y con ausencias de políticas públicas pensadas para la prevención o ante amenazas predecibles. Como lo expresa Rogelio Altez, “la vulnerabilidad no es una fragilidad irrevertible antes amenazas inconmensurables: es una condición producida histórica y socialmente, con la participación determinante de las relaciones de poder en ese resultado”. Desafiadamente, el poeta venezolano Rafael Cadenas, galardonado con el premio Cervantes expresa en una frase, la capacidad que genera la vulnerabilidad, entendida como acto de resistencia y resiliencia frente a todo poder que oprime: Florecemos en un abismo.

El poder transformador de la participación comunitaria y un posible diseño de políticas públicas

Asumir que las formas de organización social, la participación ciudadana, la conformación de colectivos alternativos por la exigibilidad de los derechos y la vinculación socio-afectiva de la comunidad están subordinadas o dependen de los partidos políticos, y peor aún, de las casas políticas, entonces, como sociedad, “apague y vámonos”, o, mejor dicho, “adiós luz, que te guarde el cielo”. Precisamente esta lógica es la que tiene sumida, no solo a Cartagena de Indias, sino a muchas regiones y municipios de territorio nacional, en la corrupción y la miseria. Pero el camino que se vislumbra en la actualidad de nuestro país es otro: ese que se transita cuando el tejido colectivo ha de ser labrado de forma autónoma, en la que se empatice, involucre, implique y sume, a la mayor diversidad de actores, regiones y organizaciones. Diálogo social plural es la forma de encontrarnos desde las bases para ser capaces de construir un nuevo pacto social y la paz que deseamos.   

Estamos llamados como ciudadanía a diseñar lo público, corazón de la política, para que ese órgano, no se convierta en capricho o en imposición de unos pocos. Este diseño, a mi modo de ver, tiene como requisitos esenciales, los siguientes: (a) reconocer al otro como interlocutor válido para un nuevo pacto social; (b) fortalecer el diálogo, con la inclusión social y la participación plural; (c) problematizar el campo social como ejercicio de reflexión para evitar cualquier demagogia o populismo; (d) generar espacios para producir ideas, deliberar y entronizar argumentos, precisar los disensos, confluir en acuerdos, formular proyectos locales, regionales y nacionales que hagan posible la transformación; y (e) participar de las decisiones colectivas, porque la construcción de decisiones concertadas es el desafío que tenemos como nación.  

Agradecer, un acto de donación

A todos/as, líderes y lideresas de la Escuela de Pensamiento Política Territorial (EPT) y del Comité Interinstitucional de Desarrollo del barrio La Candelaria, por seguir cultivando, pese a las adversidades, esta iniciativa que es suya.

Al Equipo Zonal Cartagena, al equipo sede de la Proclade ColVen ONG y a Cuatropalabras, por fundar, organizar y promover esta revista.

A todos/as los que han escrito para esta edición de Periferias, porque escribir es un acontecimiento en el que se invita al otro a habitar lugares que trascienden fronteras, desmontan prejuicios y desescalan lenguajes colonizadores.

A Proclade Bética por apoyar esta iniciativa de comunicación y periodismo comunitario que nace en el barrio La Candelaria, abierto a otras periferias, y por su cooperación al cambio social que entrelaza a dos organizaciones de la familia claretiana.

A la Uniclaretiana por su disposición a promover Periferias y articular procesos de formación comunitaria en torno a esta propuesta de comunicación. 

Marcha y plantón, "La Candelaria territorio de paz" en el marco de la semana por la paz del año 2021 "Verdad que podemos"

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