Viajar al pasado en cada sorbo de la Kola Román

Soportar las altas temperaturas en Cartagena, requiere de medidas extremas. 32 grados centígrados bajo la sombra y 44 de sensación térmica. Este es el panorama actual del clima en este apartado del Caribe colombiano.  

Combatir la deshidratación en medio de un calor cada vez más infernal como consecuencia del cambio climático, es indispensable para garantizar la supervivencia de quienes habitan esta ciudad.  

Agua, mucha agua, hielo, cervezas, refrescos, jugos de frutas tropicales, todo vale. En medio de ese mar de opciones posibles hay una en particular que tiene una historia más que interesante. Una de las bebidas gaseosas (soda) más antiguas del mundo nació aquí. Su nombre es Kola Román. Apareció por allá en 1865, casi dos décadas antes de que se vendiera la primera Coca Cola en el mundo.  

Hacia 1920, Henrique Pio Roman Castillo, un inquietante químico español que había llegado a Cartagena tras naufragar en Galerazamba en 1834, convertiría a esta bebida soft creada inicialmente por Juan Esteban Hurtado, en un icono representativo de la identidad cartagenera. 

El color escarlata que asalta a primera vista de la Kola Roman combina bien con sus notas a caramelo de vainilla. El primer sorbo que congela el cerebro, es un milagro. Al terminarla, el calor se siente más ligero, la humedad apenas si se percibe. Los labios y la lengua quedan pintados de un color rojo intenso; un pequeño precio a cambio de recibir las bondades de su sabor refrescante. 

La fórmula con la que se prepara esta bebida, se ha mantenido intacta desde que en 1936, Roman Castillo y sus familiares, reinventaran la receta original en su botica ubicada a solo unas cuadras de la Universidad de Cartagena. El edificio donde se encontraban las instalaciones de este recordado laboratorio, aún puede apreciarse intacto en las cercanías del barrio San Diego, uno de los barrios más representativos de la ciudad amurallada de Cartagena.  

A solo unos metros de los Laboratorios Roman, todavía existe una pequeña tienda tradicional donde turistas y locales se protegen de la inclemencia del sol. Algunos toman Costeñita, la cerveza insignia de la ciudad. Otros, ansiosos por calmar la sed y saciar el hambre, prefieren comer pan con trozos de queso salado acompañado de una soda roja, dulce y helada. 

Si no existiera la Kola Roman, la resaca del domingo no sería igual. Los bolis de Kola con leche serían una quimera. Las madres y abuelas no podrían hacer su remedio casero favorito para detener la diarrea a base de soda y limón. Tal vez, muchos de los amores que se gestaron en aquel olvidado parque de los novios, no habrían funcionado. 

Sea como sea, lo cierto es que pensar en esta bebida, es como dar un paseo por la memoria. Es evocar las murallas, el estadio 11 de noviembre, el convento de La Popa, las calles del Centro Histórico, o el mercado de Bazurto.  Es sentir la brisa salina en la punta de la lengua, caminar descalzo sobre las mejores playas de Cartagena, es volver a los tiempos de infancia. Empezar a vivir.

Kola Román, la gaseosa tradicional de Cartagena. Foto por: Ivan Lopez

Emilio Cabarcas

Comunicador social y periodista. CEO y Fundador de Cuatro Palabras. Experto en periodismo comunitario y desarrollo de iniciativas de innovación social.

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